"...ni siquiera planeaba sus libros, por complejos que fueran algunos de ellos. Afirmaba que planificarlos le habría quitado la gracia al proceso. Para él, escribir un libro era como descubrir un hilo de colores llamativos en la hierba y seguirlo hasta donde lo llevara. A veces el hilo se rompía y acababas con las manos vacías, pero a veces, si tenías suerte, si eras valiente y perseverabas, te conducía hasta un tesoro."
La historia de Lisey.